Atencion a no-Atencion

Por fin, el presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, visito a Mampuján en el mes pasado. Desafortunadamente, tuve reuniones en otro lugar y no podía estar. Pero, desde lo que he escuchado y leído, fue un día espectacular de auto-felicidades desde el parte del gobierno. Se distribuyó camisas con abundancia, diciendo gracias al gobierno en el frente y atrás declarando “Estamos Cumpliendo”.

Los adultos mayores fueron abrazados, mientras se recibieron por fin títulos formales a sus predios en Mampuján Viejo. Las medias de comunicación reportaron el evento con adulaciones fluidas, describiendo en términos brillantes los millones de pesos de inversión que todavía llegaran en Mampuján en 2013, atreves de promesas del presidente, el gobernador y el ministro de agricultura.

Ayer, estuve sentada en un bus con gente de una comunidad aislado en el mismo municipio de Mampuján. A mí, me encanta visitar a esta comunidad. La gente es amable, siempre contenta a verme y a ofrecer lo mejor que tenga. Es un lugar donde van los líderes de Mampuján para relajarse, pescar, cazar hicoteas y iguanas, y reírse con amigos mientras tratan de escapar por un momento las presiones de Mampuján.

Líderes de allá también asistieron el evento del presidente, con la esperanza de presentar algunos de sus preocupaciones sobre su contexto local. Tratando de logar un pocito de la atención que siempre tiene Mampuján, salieron decepcionados pero no sorprendidos en sus inhabilidades de conseguir acceso al presidente.

Contándome un poco sobre la historia de su comunidad, me explicaron que es una comunidad resistente. Había mucha presión de desplazarse durante la violencia cuando diferentes grupos armados peleaban para controlar la tierra de la comunidad, usando miembros de la misma comunidad como títeres. Hubo masacres de cinco personas. Cada noche, en el momento del atardecer, la gente entraba so casa y trancaba la puerta para esconderse, con demasiado miedo para estar en la calle por lo que pusiera pasar. El tejido social de la comunidad estaba destruido, poco a poco.

Sin embargo, la comunidad negó a huirse de su tierra. A pesar de todo lo que paso, se resistía. Pero, no ha sido fácil. La genta todavía vive en un estado de miedo, muchas con trauma por lo que han vivido. Nunca han tenido un proceso de sanación. La comunidad también está enfrentando abandono del estado. La vía para llegar es en una condición horrible, eso se presenta un obstáculo para la venta de productos agrícola, pero la vía para transportar las frutas de palma aceitera de las fincas cercanas de la comunidad apenas se mejoro. La pobreza es la norma y es difícil ver esperanza sin una intervención del estado. Los miembros de la comunidad no quieren irse, pero sin opciones, están empezando a buscar empleo en otros lugares, juntándose con la tendencia general de urbanización pasando en Colombia.

Es muy emocionante ver lo que esté pasando en Mampuján. Cambios verdaderos están pasando; la calidad de vida de muchos ha sido mejorada en una manera dramática. Los líderes han aprendido como hablar para ellos mismos y saben sus derechos. La reconciliación ha tenido lugar. El proceso ha sido largo y difícil pero los resultados están por fin apareciendo. Justicia se parece mucho más tangible que como yo llegue.

Sin embargo, como dice este artículo en el New York Times, Mampuján es una de las comunidades donde es más fácil restituir tierras. Lo de más de los casos son mucho más complicados y contestados y todavía hay mucha gente que no haya registrado o no haya sido considerado para el proceso.

También, es muy raro encontrar una comunidad con la misma cantidad de acompañamiento que recibe Mampuján. Cuando cosas estén fallando, Mampuján tiene contactos en lugares altos para ayudarles pensar en soluciones nuevos, una opción que no es disponible para la mayoría de Colombianos.

Yo quiero que este proceso sea disponible para tod@s los/las Colombian@s, como parte de sus derechos de ser cuídanos. Pero, preocupo que toda la atención enfocada solamente en las cosas grandes en Mampuján, esconda no solamente las negativas aquí, como la mitad de la gente que todavía no ha recibido sus indemnizaciones, pero también directa la atención fuera de las comunidades que no son Mampuján y tienen la misma, si no más, necesidades para cambio y intervención.

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