Sueños de Agua
Durante nuestro retiro de equipo, algunos de nosotros fuimos a visitar el segundo salto más grande en Colombia, con un guía local, Alex. Mientras acercamos al sonido de agua cayéndose, hablamos sobre la vida: que estamos haciendo en Colombia, cuales son nuestros programas de televisión favoritos (a Alex, le gusta Friends) y nuestros planes para el futuro. Después de una última subida empinada, llegamos al salto, para ver un espectacular torrente de agua, cuya bruma se puede ver desde kilómetros de distancia.
Fue extraño estar tan cerca del agua después de escuchar de otros miembros del equipo sobre la sequía pasando en la costa caribe. Se parecía imposible que los campesinos en las comunidades pequeñas ya han dejado a sus cultivos muertos para buscar empleo en los centros urbanos. La semana pasado, ciudadanos de Santa Marta celebraron su aniversario marchando para exigir agua; muchos barrios se han faltado suficiente agua para semanas. Hay informes sobre una crisis humanitaria.
La vida sin acceso fácil al agua es difícil. Recuerdo a Mampuján y el afán de posicionar baldes debajo de los techos para recoger cada gota de agua durante la lluvia, para tener agua potable. Durante el día, horas incontables fueron gastados en ir a los dos o tres pozos comunitarios para buscar suficiente agua para bañarse y lavar ropa. Muchas comunidades están ubicadas en las orillas de los arroyos. Las comunidades, como Mampuján, que se encuentra en una situación de desplazamiento, han perdido su acceso a este recurso tan importante. ¿Lavo la losa o a mí misma? Conozco el sentir de pánico cuando se secó el pozo y se paró de llover, y ya contaba con los recursos para comprar agua potable y no tenía que estar preocupada sobre cultivos.
Después de la caminata, Alex nos invitó a visitar su casa. Mientras esperamos el tinto, él nos presentó a su linda hija de 10 meses, Emily, y, con orgullo, nos mostró las matas en su patio que habían producido el café que íbamos a tomar. Pero, para Alex, aun rodeado con agua, el futuro es incierto. Como muchos jóvenes colombianos, no tiene empleo formal y estable y ya ha cambiado de regiones varias veces en su búsqueda al trabajo. Ahora, trabaja noches como un guardia de seguridad y se hace tours al salto durante el día. Cuando se le preguntó sobre sus planes para el futuro, él encogió sus hombros. Si él necesita alejarse de nuevo para el trabajo, lo hará. Después de todo, nos dijo, ahora tiene una familia para ayudar a apoyar.
Hay muchas razones para la migración en Colombia. El conflicto armado, desplazamiento, un deseo de viajar, la búsqueda de un futuro mejor, reintegración después de la desmovilización, y mejores oportunidades educativas: todos esos hacen parte del movimiento continua por todo el país.
Cambios en el medio ambiente son unas razones más para la migración. Esos cambios son debidos parcialmente a las actividades humanas, como los mega-proyectos y ganadera de mega escala, que blocan arroyas, y a patrones normales del clima, como el fenómeno del Niño, que se espera llegar este otoño. También pueden ser atribuidos a los impactos del cambio climático: la precipitación normal en la costa durante junio y julio nunca llegó. Este cambio, junto con la pobreza extrema, deja a muchos sin otras opciones: tiene que irse.
Aunque Alex, y muchos jóvenes como él, no están directamente impactados por la sequía en la costa- sus cultivos no están muriendo- todavía enfrentan desafíos relacionados. Más personas llegan a los centros urbanos, amenazando los pocos trabajos que hay. Se enfrentan riesgos más altos de vincularse con los grupos armados y actividades de micro-tráfico, por ejemplo, por falta de otras opciones.
En un ensayo, Zadie Smith escriba sobre la necesidad de no solamente hablar sobre los cambios climáticos usando un lenguaje científico, pero también en reconocimiento de los cambios diarios que han pasado. Tenemos que lamentar estos cambios y reconocer las conexiones emocionales que nos hacen negar a menudo estos cambios. Todavía es fácil en lugares, donde tenemos la tecnología y los recursos a la mano, no reconocer la realidad o nuestro papel en lo que está ocurriendo en nuestro entorno.
Cuando llegue en Bogotá hace un año, experimentaba un milagro cada vez cuando abría la llave. Agua limpia y potable era un lujo inimaginable después de haber vivido en la comunidad. Pero, con el paso del tiempo, fue normal sacar un vaso, llenarse con agua, tomar, y repetir. Para los viviendo en un Colombia rural, un clima cambiante es real, si yo puedo abrir la llave o no. Este hecho se impacta a todo el mundo, incluyendo a los que viven bajo a una casada.
La pregunta es: ¿qué vamos a hacer sobre eso?
1 comments on “Sueños de Agua”